El despertador le habia tocado a Eduardo como cada mañana a las 7.30, con sueño apretaba el boton para que volviera a tocar 10 minutos más tarde. Era lunes y el fin de semana habia tenido demaseado alcohol y fiesta como para recuperarse en una sola noche. Para él las prisas, quedaban por completo fuera de lugar durante el sabado y el domingo, apartadas en el tiempo para encontrarse en otra dimensión. Todo empezaba a ser diferente a partir del viernes por la tarde cuando el reloj de la fabrica marcaba la hora de salida.
Volvia a tocar el despertador, infatigable sonido, que sobretodo hoy se hacia insoportable, el dolor de cabeza y el malestar general todavia hacian que lo fuese más , lo volvío a apagar. Sin darse cuenta apreto el boton equivocado, cuando fue a mirarlo, le marcaban las 8.00 en punto. Salto de la cama y todos los males desaparecieron de golpe.
-¡Dios, si que ha pasado el tiempo!-
Aunque el tiempo no pasaba, sino que trascurria, a él las agujas del reloj se le habian movido más deprisa, más deprisa de lo que su tiempo-espacio habia imaginado. Se puso la ropa a toda prisa, mientras el microondas calentaba un vaso de leche, a la misma vez, preparaba la bolsa con la comida del medio dia. Paro un instante, para no olvidar nada y se dio cuenta que le faltaba el reloj de pulsera, volvio a la habitación, lo miro y se dio cuenta que no podia perder más tiempo, a la tarde recogeria la habitación y haria la cama, como la mayoria de las mañanas las intenciones eran buenas pero, despúes todo se le hechaba encima. Volvio a mirar el reloj, le cambio la cara, salio corriendo dando un portazo, sin cerrar con llave, las prisas siempre las prisas hacia que un segundo era un segundo. Por la escalera se cruzo con unos vecinos, que lo vieron pasar, pero sólo lo vieron, ni un saludo, ni un buen dia o como se encuentran, no era momento de diplomacia. Era el momento de llegar a tren corriendo a toda velocidad parecia un atleta en busca de un record mundial. No tenia mucho más de cinco minutos para llegar a la estación y comprar el billete. Esquibando la gente como si sorteara las balizas en la nieve en un eslalon gigante, era todo un tecnico, se notaba que tenia experiencia, muchas mañanas le dedicaba un intenso entreno a esta disciplina deportiva. Bajo las escaleras de dos en dos, de tres en tres a todo lo que le daban las piernas, incluso arriesgando su integridad, saco la tarjeta del bolsillo y con una pericia sorprendente la ingreso en la maquina, mientras que la esperaba en el otro lado ganadole la partida. De repente, se oyo el sonido del tren, el último esfuerzo, era puntual como siempre, a pesar de las quejas de los ciudadanos casí siempre era puntual, matematico. Cogio el billete, miro el reloj me quedan 30 segundos lo puedo conseguir. El tren y él comenzaron una última carrera desigual, las puertas se abrieron,y mientras Eduardo entraba en el vagon con un salto casi rozando lo espectacular, sin dejar salir a los ocupantes él ya habia se encontraba en el interior. Se cerraron las puertas, miro el reloj otra vez y mientras comenzaba la marcha el tren , miro otra vez el reloj de pulsera y se dio cuenta que sino pasaba nada llegaria aún temprano a la fabrica. Otra vez la carrera contra el tiempo la habia ganado..... mañana seria otro dia....mañana a lo mejor le ganaba el tiempo......