domingo, 12 de septiembre de 2010

LA TERRAZA


Tomaba un café como todas las tardes. Mariana allí sentada en aquella terraza de aquel centrico bar de su localidad. Siempre paraba hacer un descanso despúes del trabajo. Le coincidia de regreso a casa y tanto en verano como en invierno la plaza le ofrecia unasvistas hermosa y llenas de vida.

Aquella tarde, sin embargo, era diferente, estaba allí por algo muy distinto. Aquella tarde no ojearia los informes, ni la notas del trabajo, ni miraría los emails de su correo personal, ni tampoco escribiria en su blog. Aquella tarde se había vestido y peinado de una forma más juvenil, más desenfrenada. Aquella tarde tenia una cita y era algo que por si sólo ya lo hacía diferente aquel lugar.

Se habían conocido através de un chat. Y aunque habían hablado infinidad de veces, en realidad no se conocían. La pantalla y el teclado era demaseado frio y habían decidido por fín conocerse.

Mariana se encontraba un poco nerviosa e incomoda ante esta nueva situación y ante la espera decidio pedirse otro café. Levanto la mano para llamar la atención del camarero y este se acerco ante su reclamo.

-Buenas señorita .¿Otro café?-

Le pregunto

-Si, por favor.-

-Te noto un poco nerviosa. ¿Te pasa alguna cosa?-

Comento el camarero.

-No, no simplemente que hoy ha sido un dia un poco duro en el trabajo. Nada más...-

-Bueno me alegro que no sea nada. De todas formas a pesar de todo hoy tienes un encanto especial, si me lo permites.-

-Gracias, tú siempre tan amable.-

-De nada.-

Mariana le miro cuando el marchaba y él se giro como si una química especial le hubira avisado de esa mirada. Ella le regalo una sonrisa y él se la devolvio mientras andaba a realizar el encargo.

Eran la cinco de la tarde, era la hora de la cita. En su cabeza la idea de quedar con un extraño le comenzaba a dar vueltas y se comenzaba a preguntar como seria él. Seria guapo, alto y esbelto o seria un maniaco pervertido que iba a la caza de mujeres. Aún no lo tenia claro y tampoco sabía como una chica como ella. Tan timida y premirada en su vida se habia atrevido a una locura como aquella.

El camarero se acerco con el café, lo dejo sobre la mesa y se despidio.

-aquí tiene el café que le venga de gusto.-

-Gracias!!-

Le respondio, mientras se miraban, lanzandose una sonrisa entre ambos.

Miro el reloj y eran las cinco pasadas. "No justamente es una persona puntual" se dijo y eso en cierta manera le empreñaba. Pero en cierta manera penso que podria ser que se retrasara por que le había salido un imprevisto o simplemente se lo había repensado.

Cogio la taza con cuidado y comenzo a saborear el café. En el plato se encontraba una nota, desplego su interior y leyo: "Este café te invito yo". Miro al frente con la nota en la mano y no supo ver a nadie en especial. La curiosidad cada vez era más fuerte y se preguntaba que entre los presentes quien seria el personaje de la cita. Busco hacia un lado y noto a su espalda la presencia de alguien que estaba sentada junto a ella. Se giro y vio al camarero. Se sorprendio:

-¿Eres tú el de la cita?¿Eres Armando?-

-Púes si, siento no haber podido venir mejor vestido, pero me tocaba guardia en la terraza y no queria dejar la oportunidad de conocerte y poder hablar contigo.-

-¿Pero si tú ya me conoces?

-Eso si de conocerte te conozco un café corto descafeinado sin azucar.-

-Tiene gracia no!!.-

-Me esperas. Solo me quedan diez minutos.- le comento Armando.

-Te espero!.-

-Otro café corto descafeinado sin azucar.-

-No, esta vez te espero tranquilamente mientras escribo el encuentro en mi blog.......-


2 comentarios:

Alimontero dijo...

tus relatos tienen "ese no sé qué".... ;-)

que bien Jorge!!

besos,
Ali

Patricia dijo...

Un relato muy cercano a la vida real, cuantas personas se conoceran de un chateo!! me gusto ese toque de suspenso que le pusiste...retorno al blog y me alegra volver a leerte!
besos